LOS CAMINOS DE LA REALIDAD EVADIDA

Primeras familias agradecidas con los tambeños solidarios

Tanto las calles de El Tambo como de las veredas estaban abandonadas, no se miraba a ninguna persona, algunos animales tenían todo el espacio que les corresponde por naturaleza. Era la tarde del 26 de marzo de 2020, en medio de la prevención frente al coronavirus, salieron desde el municipio Giovanny Muñoz, líder social que se ha destacado por las iniciativas para ayudar a la población vulnerable del casco urbano y rural, en compañía de Bryan Burgos, un joven a quien le gusta compartir sonrisas y dejar huella en cada obra que realiza. También los acompañó Herney Andrade, lleno del espíritu solidario.

Se dirigieron hacia una vereda conocida como La Ovejera, lugar donde la pobreza se la encuentra a cada paso, queda a unos 45 minutos del municipio dependiendo del estado de la vía, de lo contrario el trayecto es más largo.

Cuando llegaron, tuvieron que caminar por varios minutos por los caminos que son como laberintos. Así lo describe Herney Andrade:

-- Subimos cargados de dos remesas por una loma, estábamos perdidos y tuvimos que caer a la carretera nuevamente. 

--Lo mismo me pasó en la Navidad pasada cuando fuimos a entregar remesas, --dijo Cristian Fajardo, concejal del municipio, conocido por su buena voluntad con los animales abandonados--.

Con una sonrisa en su rostro Giovanny respondió:

--De tanto andar por los campos hasta se le van extraviado los caminos a uno.

Después de retomar el camino, expuestos al barro y a plantas espinosas llegaron a una de las casas, donde reside una familia humilde y de buen corazón. 

Fue una experiencia muy bonita al sentir la alegría de las personas que nos recibieron, a pesar de la extrema pobreza trataron de brindarnos lo mejor. En la casa de la señora Ismenia, la mayorcita, junto con su hijo, muy amablemente nos brindaron una chichita exquisita.
--Dijo Giovanny Muñoz--.

El aire que se respira en el campo es tan puro como un brote de agua de manantial, el cantar de los pájaros y el inmenso verde del abrazo de la montaña era el entorno que los acompañaba. Sin embargo, la situación en la que viven los campesinos no tiene nada de magia comparado con el medio ambiente que los rodea. Contrastes que se encuentran en el paso. 

En el camino se ve otra casa. Es de bahareque, estabilizada con columnas de madera. Vive ahí una bella señora a quien se le iluminaron los ojos como la aurora de cada día, mostró una sonrisa de media luna y con una luz de esperanza en su corazón, recibió a Giovanny y a sus compañeros con gran afecto. Estuvo atenta a las recomendaciones de autocuidado contra el Covid-19. 

Giovanny y Herney sintieron la misma impotencia de no poder ayudar a todas las personas de esta zona. Coincidiendo con los pensamientos de Bryan: “Queda un sinsabor porque hay muchas familias, en todo el municipio se puede evidenciar carencias de recursos vitales que necesitan las familias. Pero esto no tiene que desanimarnos, al contrario, tiene que darnos fuerzas y motivación. En medio de los caminos y conversaciones, los pensamientos venían a mí  ¡hay que convocar más! pedir ayuda. Las personas tienen que saber que esto es serio y que la crisis es real, que no es un acto simplemente de bondad, es un momento donde hay que unir fuerzas porque la batalla es cada vez más difícil. Nuestra intención es meramente solidaria y de vocación como personas y seres humanos”. 

Como siempre en el campo los caminos no dejan de ser peligrosos, empinados y a veces retirados de la carretera, las personas mayores corren el riesgo de caer y sufrir algún accidente --dijo Giovanny--. Como en el caso de la señora Luz Angélica Burbano de Chávez, a sus 82 años, perdió la movilidad de sus piernas, tras la segunda intervención quirúrgica, su única posibilidad de moverse es gracias a la silla de ruedas que Giovanny puso a su disposición. Su hija Agustina, tuvo la necesidad de llevar a su madre al municipio de El Tambo, en donde tiene en arriendo una pieza, que con el trabajo arduo que realiza diariamente apenas le alcanza para poder pagarla, sin que le quede ningún remanente para la alimentación ni para las necesidades básicas para su madre.

Las necesidades son muchas

El sentimiento de impotencia es grande

Pero la generosidad tambeña da esperanza

“No reciben ningún tipo de ayuda del Estado ni de ninguna otra entidad. Hace tiempo cuando estaba la Hermana Pilar, los incluyó en el programa del hermano Pedro y les daban unas remesitas los sábados, pero cuando ella se fue, ya no les dieron más” comenta Giovanny y agrega, “hay que buscar la forma de hacerlos incluir en algún programa de atención para discapacitados y reciban una ayuda constantemente. Así hay muchísimos casos en nuestro municipio”.

Es motivador encontrar cada vez más tambeños solidarios en medio de esta tensión nacional e internacional. Encontrar a un equipo de personas dispuestas a ayudar fuera de todo color político o intereses particulares. Vencer la apatía, el inconformismo y los sesgos políticos para que con voluntad decidida y proactiva, se aporte a los paisanos que están en condiciones de pobreza extrema o alta vulnerabilidad. 

"Mientras recorríamos los caminos recordé que yo también vengo de allí, como les contaba a los compañeros, estuve mis primeros meses y años viviendo en un entorno así, en una casita de barro, con ollín, con hornillita de leña. Ahora me siento orgulloso de poder aportar en algo. Quizás estamos en otras condiciones, hemos tenido mejores oportunidades que otros. En estos momentos es importante no olvidarnos de dónde venimos", comenta Bryan Burgos.

La tarea aunque asistencialista, es necesaria dadas las condiciones que obliga a aceptar la pandemia. El reto es mantener la iniciativa a lo largo del tiempo para confrontar los efectos que el coronavirus va dejando a su paso.

Al observar la realidad de las familias campesinas visitadas, además del sentimiento de impotencia, nace la frustración al identificar el abandono del estado en cuanto a la satisfacción de las necesidades básicas. 

Fueron 12 las remesas que se organizaron gracias a la colaboración de algunos ciudadanos tambeños. Cada mercado contiene lo necesario para que los adultos mayores no tengan la necesidad de dirigirse al pueblo, como estrategia de prevención y cuidado de la salud, con productos básicos de granero, verduras y pan.

Este 27 de marzo se repitió la operación pero en la vereda de Chuza. Las realidades descritas se vuelven a encontrar. Pero la satisfacción de mitigar en algo a las familias cuyos miembros viven situaciones de discapacidad deja bendiciones abundantes a las personas, familias y negocios que se han sumando a esta iniciativa de la Red de apoyo ciudadano frente al coronavirus de la que puedes hacer parte.

Red de apoyo ciudadano frente al coronavirus - El Tambo, Nariño

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