¿Se toman un cafecito?

Experiencia de exportación exitosa de caficultores nariñenses

Entrar al contexto de una comunidad que logra transformar su realidad en medio de un país que necesita trabajar más por el desarrollo de los territorios desde los mismos territorios y no desde la lejanía y la impertinencia de un escritorio bogotano, es un testimonio que llena de esperanza.

Esta experiencia inició hace más de 7 años con familias productoras de café, de los municipios de La Florida, Buesaco, El Tambo y Chachagüí.

La tarde nos acompañó con un buen clima al salir de Pasto.  Tomamos la vía por Torobajo, hasta llegar a la población de Nariño. El destino: el corregimiento de Tunja Grande, en el municipio de La Florida.

"Es más fácil llegar por el municipio de El Tambo, pero esta vía tiene cierres temporales por trabajos de pavimentación, por eso tomamos la vía por el municipio de Nariño. Vamos a conocer una de las mejores experiencias de promoción humana que hemos acompañado desde la Iglesia Particular”,
Indicó James Morales, Director de Pastoral Social, de la Diócesis de Pasto.

Desde este punto la carretera es destapada y en evidente falta de mantenimiento, por ende el viaje es más largo. 

En Tunja grande, con un abrasador y fuerte sol, los integrantes de Pastoral Social, representantes de diferentes organizaciones invitadas y productores de café, se dieron cita para participar del acto de bendición de la Central de Beneficio Colectivo, con la presencia de Monseñor Enrique Prado Bolaños, Obispo de la Diócesis de Pasto.

El espíritu del encuentro se desarrolla entre el agradecimiento a Dios y los retos que continúan después de haber avanzado significativamente, no sólo en las buenas prácticas de producción de café sino también en las dinámicas de la vida misma y el mejoramiento de las condiciones de vida. 

Los representantes de los caficultores reconocen directamente que no sabían sobre la producción de café de alta calidad.

“Sembrábamos, cosechábamos y vendíamos al precio que nos den. Eso era todo”
Comenta uno de los líderes campesinos.

Actualmente estas familias exportan 200 toneladas anuales de café para Estados Unidos. Trabajo que se realiza con el apoyo del equipo de Pastoral Social a través de un acuerdo con Counter Culture Coffee.

En un futuro se espera duplicar la cantidad de café tipo exportación.

Familias productoras que se defendían individualmente y como mejor podían. Pagos injustos o paupérrimos por el esfuerzo realizado a la producción de café. División de las familias, procedimientos de siembra, cosecha y preparación del grano diversos. Fueron entre otras las situaciones problemáticas que enfrentaron los integrantes de Pastoral Social de la Diócesis de Pasto.

Retos para superar en cuanto no sólo a la situación económica de las familias campesinas sino también en la formación, organización, relaciones personales y proyección del trabajo.

Una de las personas de Pastoral Social, que ha acompañado de forma directa a estas comunidades, es Carlos Alberto Torres, Coordinador de Nariño tierras de café, quien amplía la información de la experiencia:

La promoción humana es una de las búsquedas de Pastoral Social. En un camino que evidencie la transformación de las comunidades. De ahí que los ciudadanos comienzan a potenciar las capacidades humanas porque se crean oportunidades en el entorno inmediato. Llegan a la memoria en este momento las palabras de Amartya Sem, al recordar su afirmación:

"El desarrollo es más que un número. El desarrollo como libertad se enfoca en los fines, o más exactamente, en la libertad para lograr los objetivos en la vida que una persona elige con su razonamiento. Ése es el cambio de enfoque que implica pasar del desarrollo como crecimiento económico al desarrollo como libertad”.

Un ejemplo, es el de una joven que actualmente trabaja con más de 120 familias productoras de café. Gracias a este tipo de liderazgos inversiones tan significativas, como la construcción de la Central de Beneficio Colectivo, no se quedan como elefantes blancos en medio de las realidades de los pueblos.

Yineth Alexandra Bravo, la joven que se enamoró del café, y que hoy en día es la representante legal de la Asociación Asprocaes (Asociación de Productores de Cafés Especiales) y una futura profesional de la Ingeniería Industrial.

Como lo afirma Yineth Bravo, en el departamento de Nariño se produce un excelente café pero la mayoría de nariñenses no lo toman, no lo aprecian, ni lo valoran, sin embargo, hay personas amantes a la región y al buen café como Arturo Obando, de la Gobernación de Nariño, impulsando para que, en la tierra del verde de todos los colores, el café de excelente calidad se empiece a tomar en los hogares.

“Somos pequeños caficultores que trabajamos el café de calidad y ahora nos llega lo justo”

Al frente de la biblioteca pública en Tunja Grande, vive la señora Stella Ortega, productora de café. Las puertas de su casa están abiertas. En la huerta árboles de café, olor a café en su casa, café dispuesto para secado, sacos de café y ella dice, con voz amable y acogedora:

¿Se toman un cafecito?

Escucharla ratifica lo que han vivido los campesinos de la zona:

Llegó el momento del acto de bendición de la infraestructura de la Central de Beneficio Colectivo, donde Asoprocaes ha hecho el esfuerzo de crear la cultura para que los productores vendan el café cereza. 

Esta Central posibilita una mayor homogeneización del proceso poscosecha para una mejor calidad tanto física como sensorial del café.

El objetivo es que se reconozca el verdadero valor del producir un café de alta calidad, de tal manera que el precio del producto equivalga al esfuerzo real del campesino. 

La obra recibió aportes de regalías por intermedio de la Gobernación de Nariño, de la organización internacional Catholic Relief Services y la Pastoral Social de la Diócesis de Pasto.

Monseñor Enrique Prado Bolaños, Obispo de Pasto, recordó a los caficultores que una vida sin Dios no tiene sentido, y que de qué le vale al hombre ganar las riquezas de este mundo, si se pierde así mismo. Esto lo refirió desde la Palabra de Dios retomando los compromisos de las familias caficultoras en darle prioridad a la Fe en todo el trabajo que realizan. Recordó que Dios quiere la renovación de las comunidades, quiere un pueblo organizado y bien formado, porque si no es así, se vuelve fácilmente esclavo de ideologías que acaban con la riqueza humana y espiritual.

Rafael Jurado, del equipo de Pastoral Social de la Diócesis de Pasto, es una persona de gran experiencia y trayectoria en el campo del acompañamiento desde la Pastoral de la Tierra. En la siguiente entrevista Rafael presenta el contexto, la cobertura y las poblaciones que acompañan desde la vocación y el servicio buscando la promoción humana de las comunidades.

Una experiencia para aprender, replicar y sobretodo para estar convencido de que Dios, en medio de las comunidades que saben priorizar su presencia, actúa y transforma. 

Agradecimientos

Mons. Enrique Padro Bolaños, Obispo de la Diócesis de Pasto.

James Morales, Director de Pastoral Social, Diócesis de Pasto

Rafael Jurado, Coordinador de Pastoral de la Tierra, Diócesis de Pasto

Universidad Mariana, Programa de Comunicación Social y Unidad de Radio y Televisión.

C.S. Giovanny Moreno. Camarógrafo. Unidad de Radio y Televisión - Universidad Mariana

Autor: Felipe Andrés Criollo C. - Comunicador Social - Periodista. Contacto: 3216236827 - fcriollo@umariana.edu.co